Significa montículo de piedras amntonadas. En un Boletín del INC Filial-Huánuco
se dice que en 1934 Javier Pulgar Vidal fue discípulo del sabio Julio C. Tello
en la cátedra de Arqueología, en la Universidad Católica de Lima. En esa ocasión
el sabio dejó una tarea a sus discípulos diciéndoles: "todos ustedes procuren
buscar, en sus pueblos de origen, restos de gentiles y recogan los datos que
puedan, principalmente fragmentos de cerámica."
El 30 de julio de 1934, Javier Pulgar en compañía de su padre Don Francisco J.
Pulgar fueron a visitar a la huarapería de los señores Igarza, ubicada en el
camino de Huánuco a Higueras. En el descanso, luego de cruzar el río Mito o
Higueras, con mucha sorpresa encontraron fragmentos de cerámica.
Recogieron cerca de 3 kilos de fragmentos diversos, los cuales fueron llevados a
Lima y entregados al sabio Julio C. Tello.
Luego de analizar los fragmentos, el sabio viajó a Huánuco en mayo de 1935. En
compañía de sus discípulos, durante varios días visitó Kótosh; así mismo visitó
las ruinas de Sillacoto, Cayguaynacoto y el Kótosh que existía detrás del Templo
de Patrocinio, junto a la Alameda de la República, en plena ciudad de Huánuco.
Luego de sus investigaciones llegó a la conclusión que Kótosh era un vestigio de
gran valor arqueológico y que había una relación con la cultura Chavín. Sus
apreciaciones fueron presentadas ante los americanistas reunidos en Lima en
1939.
Hacia 1958 se llevó acabo la Primera Expedición Japonesa en busca de la raíz de
la civilización andina. Esta expedición estuvo dirigida por el etnólogo cultural
Eiichiro Ishida, quien hizo un reconocimiento del terreno.
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